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María Elena Moyano, 20 años ¡PRESENTE!

Publicado: 2012-02-17

(Aída García Naranjo Morales) En enero de 1992, la ex alcaldesa de Huamanga, Leonor Zamora y el dirigente barrial Octavio Espinosa Palomino fueron asesinados. El 7 de enero Sendero Luminoso negó haber participado en dicho atentado (La República, 6 de enero de 1992). El 5 de enero Luis Pomasunco Constanza, dirigente que implementó las rondas en el Asentamiento Humano “7 de octubre” de El Agustino, fue asesinado por Sendero Luminoso. (La República 6 de enero de 1992). Se convocó a diversas fuerzas sociales y políticas a fin de coordinar acciones frente a las amenazas terroristas, esta vez en contra de María Elena Moyano, pero esto no evitó su asesinato.

Febrero: Sendero Luminoso ya había ya amenazado de muerte en varias oportunidades a la teniente alcaldesa de Villa El Salvador. Fue por el coraje y el espíritu de una dirigente como María Elena Moyano que un día antes de su muerte encabezó una marcha por la paz contra la violencia de Sendero Luminoso. A la cabeza de numerosas madres de familia y dirigentes populares, ella desafió a Sendero en varias oportunidades y evitó que esta agrupación lograra una base de apoyo en Villa El Salvador. El gobierno le había brindado seguridad pero dos policías no eran suficientes. Frente a la cantidad de muertes y crímenes el gobierno no tenía una verdadera estrategia antisubversiva.

14 de febrero fue la fecha señalada por Sendero Luminoso para convocar a su llamado “paro armado”. En vista de los atentados y el volanteo de amedrentamiento de los terroristas, Moyano decidió convocar a una marcha por la paz que se realizó ese mismo día en respuesta a la violencia de Sendero. Con valor, encabezó una marcha que no sobrepasaba el centenar de personas; y una vez más condenó a Sendero. “Pese a sus amenazas, el paro ha fracasado, la población ha ido a trabajar”. Se solidarizó con el regidor Michel Azcueta, ex alcalde de Villa El Salvador, ante el hallazgo de explosivos en la puerta de su domicilio colocados por manos de Sendero Luminoso. Tal afrenta indignó a los senderistas.

No era la primera vez que Moyano se enfrentaba abiertamente a la subversión. Desde 1984, año en que ella participó de la fundación y asumió la presidencia de la Federación Popular de Mujeres, se puso como meta combatir la violencia, que solo conducía a la destrucción y al atraso. Ella no sólo defendió sus principios, estaba también defendiendo su pasado, todo aquello que le dio sentido a su vida y a la de su familia, pues muchos años atrás había llegado con su familia a la zona y había participado en la forja de tan paradigmático distrito.

“…Nosotras no estamos con quienes asesinan a dirigentes populares, masacran a dirigentes de Comedores Populares y del Vaso de Leche. Estamos contra los que socavan las bases del pueblo y quieren imponerse por la fuerza y la brutalidad…” (La República, 16 de febrero de 1992)

Ya desde su primer discurso como dirigente emplazó a Sendero Luminoso por las acciones que este grupo efectuaba contra las organizaciones populares y destacó con absoluta claridad que “lo único que lograban era acrecentar la miseria”. Añadía “Sendero se aleja cada vez más del pueblo”. Desde entonces logró frenar a Sendero en Villa El Salvador y empezó a formar en cada manzana los comités de Vasos de Leche, reforzó los Clubes de Madres y se preocupó por los programas de asistencia social destinados a los sectores más empobrecidos de este gigantesco distrito.

La difamación de que fue víctima por parte de Sendero Luminoso la obligó a escribir una carta pública en la que afirmó:

“La revolución es afirmación a la vida, a la dignidad individual y colectiva; es ética nueva. La revolución no es muerte ni imposición ni sometimiento ni fanatismo. La revolución es vida nueva, es convencer y luchar por una sociedad justa, digna, solidaria al lado de las organizaciones creadas por nuestro pueblo, respetando su democracia interna y gestando los nuevos gérmenes de poder del nuevo Perú. Seguiré al lado de mi pueblo, de las mujeres, jóvenes y niños; seguiré luchando por paz con justicia social. ¡Viva la vida!” (María Elena Moyano 1991)

El sábado 15 de febrero, desde muy temprano, Moyano acudió a los locales de los comedores populares para coordinar la entrega de alimentos. Luego cumplió con la promesa que había hecho a sus hijos de llevarlos a la playa. Un taxista amigo la condujo, estuvo allí hasta las cinco y media de la tarde, hora en que emprendió el regreso. Cerca de las 7 de la noche arribó al local comunal del grupo 23 del sector 1 de Villa El Salvador, había sido invitada con mucha insistencia a una pollada pro fondos del comité del Vaso de Leche.

Moyano estaba acompañada de su hijo Gustavo y su sobrino Jorge, ambos menores, El sub oficial PNP Roger Bocanegra, que le brindaba seguridad, se quedó a unos 10 metros del local y al lado de los árboles donde se iba a realizar la yunza. A las 7 y 30 de la noche el sub oficial Bocanegra, como si presagiara algo, estaba nervioso, sostenía su revólver en la mano. No se equivocó. Una mujer senderista pasó delante de él y le disparó a quemarropa sobre el abdomen. Echó a correr, el policía se refugió detrás de su auto y desde allí entabló tiroteo con la subversiva.

Paralelamente, en el local de la pollada Moyano ya era atacada. Entre los asistentes a la fiesta había cuatro senderistas. María Elena Moyano, al caer herida, solo atinó a decir “Mi hijo, ayúdenme por favor, ayúdenme…”. Los dirigentes del sector intentaron ayudarla pero los senderistas disparaban contra todos los presentes, obligándolos a huir. De inmediato volvieron a disparar contra Moyano y uno de los atacantes arrojó una bolsa conteniendo dos kilos de dinamita al cuerpo de la dirigente, haciéndola volar en pedazos. Sus restos se diseminaron en decenas de metros a la redonda. Producto de los disparos y esquirlas unas ocho personas quedaron heridas, entre ellos Gustavo, el hijo de la teniente alcaldesa. El policía Bocanegra, quien había quedado herido, intentó capturar a su atacante pero otro grupo de contención lo acribilló.

Multitudinario repudio al terrorismo en el sepelio

17 de febrero. En una gran movilización, los pobladores de Villa El Salvador pidieron respeto por la vida, que termine el miedo y prevalezca la paz. En una multitudinaria ceremonia y acto de repudio al terrorismo miles de pobladores de Villa El Salvador , junto con los políticos, dirigentes de asentamientos humanos y organizaciones populares ofrecieron homenaje póstumo a su teniente alcaldesa; María Elena Moyano, en la Plaza de la Solidaridad, para después llevarla, a paso lento, en un casi interminable cortejo hasta el cementerio local, donde fue sepultada.

Portando banderas blancas como símbolo de paz, hombres, mujeres y niños de Villa El Salvador coparon la amplia explanada de la plaza, frente al local del Concejo, donde se ofició una misa de cuerpo presente con la asistencia del esposo, hijos y la madre de la víctima. Hasta la plaza llegaron miles de personas y dirigentes políticos, entre ellos el ex presidente Fernando Belaúnde Terry, el presidente de la Cámara de Senadores, Felipe Osterling, ex ministros de Estado y dirigentes de Clubes de Madres, comedores populares y del Vaso de Leche; todos condenaron el vil asesinato. Antes de la misa, que ofició monseñor Augusto Beuzeville acompañado por 30 sacerdotes representantes de diversos asentamientos humanos de Lima, pronunciaron discursos la regidora Magda Vílchez, en representación de la Municipalidad de Villa El Salvador; Esther Flores a nombre de la mujer; y Roger Muro por las organizaciones gremiales del distrito. Ellos destacaron la ejemplar lucha de su lideresa por lograr el bienestar de su pueblo, solicitaron respeto a la vida humana y se reafirmaron en su pedido de paz y que termine el miedo porque, pese a la sangre derramada, Villa El Salvador seguiría luchando para que prevalezca la ley. Los restos de la dirigente fueron sepultados después de las cinco de la tarde en el cementerio Cristo Salvador, hasta donde fueron llevados en hombros de acongojados pobladores. El asesinato de María Elena Moyano causó consternación y pesar, las muestras de condolencia llegaron incluso del exterior. Los reyes de España y el Príncipe de Asturias, enviaron un mensaje de condolencia a los familiares de la teniente alcaldesa. Yo me encontraba en México, una llamada de teléfono me dio la mala noticia.

Miles dieron el último adiós a María Elena Moyano bajo el lema: “María Elena No ha Muerto ¡Vive!” (La República, 18. 02. 1992, p. 16).

El 20 de febrero apareció mi primera publicación recogiendo la historia del Vaso de Leche. El libro fue presentado como homenaje a María Elena Moyano.

La esperanza, la lucha y el compromiso de todo mi pueblo vencieron al terror. La captura de Artemio es un hito más en la lucha por la paz, que aún espera reparación.

María Elena sigue siendo un ejemplo. A través de esta nota me sumo a los homenajes que se le rinden en este nuevo aniversario. En particular mi saludo a los compañeros de Arena y Esteras de Villa El Salvador.

Montevideo, 15 de febrero de 2012


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